La crítica y los festivales
Llevo casi veinte años cubriendo festivales, primero para televisión, luego haciendo crónica diaria para un periódico de tirada nacional. Las exigencias han sido y son muy parecidas, porque, al menos en mi caso, siempre lo he hecho desde la precariedad, el voluntarismo y el entusiasmo. En estas casi dos décadas, la mecánica del trabajo, agotadora para un periodista que tiene que seguir la sección oficial (no hay tiempo para más, porque los medios no tienen espacio para rarezas y descubrimientos), concertar entrevistas, hacerlas, escribir uno o dos artículos (a los que se añaden entradas de blog y crónicas para revistas mensuales) al día y, de vez en cuando, comer y dormir, no ha cambiado nada.
Lo que han cambiado son los medios, cada vez más rácanos en el espacio que le dedican a los festivales –aunque, en mi caso, soy un privilegiado: las crónicas de La Razón son las más extensas en prensa escrita-; la inmediatez con que las redes sociales imponen a los periodistas y críticos el hecho de emitir una opinión; y, gran noticia, el paisaje de la prensa acreditada, cada vez más joven –cada vez más vinculada, también, a medios digitales- y, por lo tanto, más receptiva a un tipo de cine que no tiene cabida en circuitos comerciales. Creo que eso es fundamental, en el sentido que ha ayudado a que ciertas secciones y festivales enteros se hayan hecho más permeables, más flexibles y, sobre todo, más abiertos a las innegables mutaciones del cine contemporáneo.
Lo más excitante de un festival como Cannes, Venecia o Berlín es, precisamente, que el crítico se enfrenta por primera vez a una película que, generalmente, no se ha visto en ninguna otra parte. Su opinión sobre lo que ve no está mediatizada por lo que se ha publicado, tiene una pureza, una verdad, difícilmente repetible. Es cierto: las primeras impresiones engañan, abundan los errores de juicio precipitado, pero es un reto lanzarse al vacío. Siempre que estés dispuesto a matizar tu opinión, si es necesario, cuando se estrene la película en cuestión.
© Sergi Sánchez, 06-09-2015