Rendir los machos, de David Pantaleón, Premio Film Nacional en L’Alternativa 2021

El jurado de la ACCEC integrado por Mireia Iniesta, Cloe Masotta y Alan Salvadó ha concedido el Premio Film Nacional de la 28ª edición de L’Alternativa – Festival Internacional de Cinema Independent de Barcelona al filme ‘Rendir los machos’, de David Pantaleón, y también ha acordado conceder una mención especial a ‘La primera mujer’ de Miguel Eek.

Rendir los machos, de David Pantaleón

Existe una estirpe de películas que nace de su capacidad única para integrar historias en un determinado paisaje, como cuando se encajan dos piezas en un rompecabezas donde la una no puede vivir sin la otra. Rendir los machos de David Pantaleón forma parte de esta estirpe. Los paisajes desérticos de las Canarias devienen el único contenedor posible de una historia que parte de la muerte de un padre y la consecuente materialización de una costumbre ancestral, asociada a la vida rural, por parte de dos hermanos enfrentados entre sí; una suerte de Caín y Abel canarios. El film tiene el potencial para abordar lo sublime que impregna la representación del desierto a través de los encuadres (amplios y grandilocuentes) pero también a través del tiempo y de los sonidos. Las nubes cruzando los cielos mientras los dos hermanos protagonistas, miniaturizados en medio de la nada, buscan cobertura en sus móviles o la ausencia de palabras entre ambos junto a la omnipresencia de un viento que susurra continuamente el vacío por el que transitan, son ejemplos de cómo el paisaje filmado visibiliza una serie de fuerzas que pueblan el territorio moldeando rostros y carácteres volcánicos, ariscos e ingobernables. Remo Bodei, en su reflexión sobre los paisajes sublimes, apunta que, en el caso del desierto, no solo es un lugar donde habita la atracción hacia el peligro y la muerte sino que también sirve para el conocimiento de uno mismo. Aquí reside otro de los logros del film de Pantaleón: filmar el paisaje es la forma de adentrarse en el interior de dos personalidades masculinas, crípticas e indescifrables. Y en este proceso de filmar el exterior y el interior se desarrolla el propio peregrinaje que plantea la película, el recorrido a pie de los dos hermanos conduciendo el rebaño de machos impregnado de resonancias míticas y que deviene la fiel exploración de un ritual atávico. La película despliega una excelente puesta en escena basada en la simetría y la observación, creando así un sugerente correlato entre el paisaje afectivo y la topografía canaria, así como una representación del costumbrismo autóctono.

La primera mujer, de Miguel Eek

Podría decirse que, en La primera mujer de Miguel Eek, el dispositivo cinematográfico actúa como instrumento de cuestionamiento del estigma que representa la enfermedad mental. El texto fílmico bordea y difumina la frontera entre el documental y la ficción, entre la cordura y la enfermedad. Eek divide su relato en dos partes, cuyo denominador común no es otro que el de la espera. La primera parte se desarrolla en el interior de un psiquiátrico en el que Eva aguarda la concesión de un piso tutelado que le ayudará a dar sus primeros pasos hacia lo que ella denomina “normalidad”, después de haber estado internada durante seis largos años. En el centro sus días transcurren entre conversaciones y cigarrillos, junto con otras personas internas, cuyos dramas adoptan la forma del relato oral y nos acercan a la complejidad que representa vivir con una enfermedad mental. La de Eek es una aproximación a una temática y unos personajes tan respetuosa como la que desplegó Joaquim Jordà, en su extraordinaria “Mones com la Becky”. En la segunda parte, Eva transita muchos más espacios, los escenarios que resultan de su libertad, en los que todo es posible, y en los que tienen cabida secuencias que nos acercan en cierto modo a la ficción y la noción de puesta en escena. Esta vez, la espera de Eva es más angustiosa, si cabe, ya que está asociada a un proceso judicial en relación a la adopción de su hijo. Un duro trance que pondrá a prueba su capacidad de resiliencia.

La primera mujer traza las distintas facetas de un retrato femenino, capaz de reescribir en positivo la representación de la salud mental de las mujeres en la historia del audiovisual.